lunes, 13 de junio de 2011

LA VIEJITA CONSTANZA

Esta es la historia, de una humilde mujer que vivía a las afuera del pueblo cercano al mío. Que tenía por nombre Constanza. Ella nunca tuvo hijos y no se caso jamás, cuentan las personas que la conocían, que le gustaba practicar la brujería y que la persona, que se metía con ella la empavaba, por eso, era que la pobre mujer vivía sola, a las afueras del pueblo. La casa donde vivía Constanza, no era de ella, si no de un buen amigo, que se la cedió a cuido, por no tener está donde vivir.Cierto día, Constanza se enferma y muere, de una extraña enfermedad, cuentan las chismosas y chismosos del pueblo, que era una brujería devuelta, por otra bruja más poderosa, que habitaba en el pueblo donde yo vivo. Recogen dinero en todo el pueblo, para enterrar a Constanza, muchos fueron, unos por miedo, otros por respeto y otros por curiosidad. Así pasaron los días y de la muerta y su fama nada se decía, hasta cierto día que el dueño del terreno y la casa, donde vivía la humilde mujer, empezó a ver y sentir cosas raras en el lugar. Él, un poco impresionado, le comenta al sacerdote, al prefecto, lo que está sucediendo en el lugar, pero nadie le da razón de lo que pasa. Un domingo en la mañana, después de la Misa de diez, el buen hombre se sienta en la plaza a charlar con unos amigos, y le presentan a un forastero. El forastero le pregunta -¿es cierto lo que dicen en el pueblo, referente a una señora que vivía en su casa? El hombre le dice que -! Sí ¡ y comienza a contarle, que sale humo de la chimenea de la casa, como sí alguien cocinara, que hay unos extraños Animales que saltan de palo en palo, y no son monos, que hay cuatros perros negros, que no dejan que nadie se acerque a la propiedad, el forastero se queda oyendo todas las cosas, que el dueño del terreno le comenta. - Amigo mío, dice el forastero, hay que ir a su casa, para poder sacar a esa mujer de allí, para que pueda descansar en paz. Consígase agua bendita, una cruz de caña amarga, unas ramas de palotal, pólvora y aguardiente claro, que yo voy con usted, a sacar lo que está en su casa. Así fue, llegaron a la casa y encontraron lo que el señor había dicho. El forastero, comenzó a Rezar unas oraciones raras, echaba de las aguas que llevaba, por todo el camino, entraron a la casa y consiguieron los perros, echados de lado dentro, como cuidando algo. Encontraron baúles llenos de muñecas, libros de magia negra, muñecos de cera por todas partes, una olla con huesos de animales, frascos de aceites con nombres extraños. El forastero hizo una gran hoguera, y quemo todas las cosas que se encontró, en esa casa. Cual seria la sorpresa de los presentes, que vieron a Constanza, Y esta les dio las gracias, porque la liberaron, ya que se encontraba penando, con tanta brujería que había hecho. Nunca más, se comento nada en el pueblo, de la humilde mujer que se llamo Constanza. Suponemos que descansa en paz. .

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